Bastaría
con adelantar las horas de desayuno y cena para comenzar a perder peso, según
indican los autores de un nuevo estudio.
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Un equipo
de científicos de la Universidad de Surrey (Reino Unido) ha llevado a cabo un
estudio preliminar para estudiar cómo afectan las modificaciones en el
horario de las comidas a la ingesta diaria de calorías y a algunos
indicadores de salud como el riesgo cardiovascular o la diabetes.
Para
ello, los participantes fueron divididos en dos grupos: unos adelantaron en 90
minutos sus horas de desayuno y cena, y el resto mantuvieron sus horarios. A
diferencia de otros estudios similares, la novedad aquí fue que no se impuso
un tipo de dieta concreta, y los voluntarios debían hacer su dieta normal.
De esta forma se podía estudiar también cómo afectaban los horarios al apetito
y a la ingesta de calorías.
Uno de
los resultados más llamativos fue que los participantes que adelantaron sus
comidas perdieron, de media, más del doble de grasa corporal que el grupo
control. Aunque se trata de datos muy preliminares, los autores confían en
que, si se puede replicar el ensayo en grupos más amplios, podría concluirse
que, lo que ellos llaman “dieta de restricción en el tiempo” pueda tener muchos
beneficios para la salud.
¿A qué se
debe esta diferencia tan grande? Las personas que adelantaron sus horarios
acababan comiendo menos: un 57% de los participantes indicó que había reducido
su ingesta calórica, debido fundamentalmente a que llegaban a las comidas con
menos apetito y a que picoteaban menos entre horas, sobre todo por las tardes.
Otra de
las posibilidades, aunque es solo una hipótesis, es que el hacer un periodo
de ayuno nocturno más largo haya sido otro factor
que contribuya a la reducción de grasa corporal. Estudios similares ya habían
explorado esta idea. Un estudio – aunque realizado con moscas y no en humanos-
de la Universidad de San Diego encontró que los ayunos nocturnos de 12 horas
protege el corazón frente al envejecimiento, y otro trabajo llevado a cabo en
el Instituto Salk de Estudios Biológicos (California), concluía que comer siempre a la misma hora reduce el riesgo
de obesidad y diabetes.
Problemas de conciliación
Ahora
bien, ¿es factible un cambio tan radical en los horarios de las comidas? Más
de la mitad de los participantes en el estudio confesó que le sería imposible
mantener esos horarios más allá de las diez semanas que duró el ensayo,
debido a que son incompatibles con su vida personal y familiar. En el caso de
España, muchos grupos reivindican la necesidad de seguir un horario ‘más
europeo’. Comemos y cenamos muy tarde, lo que provoca que nos acostemos más
tarde, o bien que lo hagamos con la tripa llena, ambas cosas muy poco saludables.
En
el caso de España, muchos grupos reivindican la necesidad de seguir un horario
‘más europeo’.
"Aunque
este estudio es pequeño, nos ha proporcionado información muy valiosa sobre
cómo ligeras alteraciones en nuestros horarios de comida pueden ser muy
beneficiosas para el organismo. La reducción de grasa corporal limita el
riesgo de desarrollar obesidad
y enfermedades relacionadas, por lo que es vital para mejorar nuestra salud en
general”, ha indicado Jonathan Johnston, uno de los autores. "Sin
embargo, hemos comprobado que estas pautas son difíciles de seguir y no siempre
son compatibles con la vida familiar y social. Por lo tanto, debemos
asegurarnos de que sean flexibles y favorezcan la vida real”.
Fuente: Revista Muy Interesante
El
estudio ha sido publicado en la revista Journal of Nutritional
Sciences.
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