06/10/13
Los nutricionistas advierten que sólo sirve si se
modifican hábitos y se sigue un plan de alimentación adecuado.
Mascar para adelgazar: así actúan los chicles.
Hace
5.000 años, los seres humanos ya mascaban chicles con la idea de tratar
infecciones. Mucho tiempo después, los Mayas también utilizaban una goma de
mascar en México, y en 1869 William Finley Semple patentó otra en los Estados
Unidos. Así empezó la producción industrial: hubo chicles globo para la
ansiedad y otros para dejar de fumar. Ahora, apareció en la Argentina un chicle
para calmar el deseo de comer en exceso y adelgazar.
Consiste
en un suplemento dietario sin azúcar, recientemente aprobado por el Instituto
Nacional de Alimentos y que es de venta libre en farmacias. Tiene sabor a
menta. Entre sus ingredientes, incluye extracto de café verde y brinda
sensación de saciedad. Esto significa que puede hacer que una persona con
sobrepeso sienta menos deseo de ingerir comida, especialmente fuera del
almuerzo o de la cena. Sin embargo, especialistas en nutrición reconocieron el
beneficio del nuevo chicle –al ser consultados por Clarín – siempre y
cuando se lo use en el marco de un plan alimentario saludable y con actividad
física.
Según
expresó Marcos Mayer, investigador del Conicet y director científico del área
de investigación y docencia del Centro de Salud e Investigaciones Médicas
(CESIM) de La Pampa, “el chicle sirve para controlar el apetito y puede hacer
que la alimentación sea más ordenada. Dará ayuda a las personas con sobrepeso u
obesidad que se encuentren en tratamiento para perder kilos. Al mascar el
chicle, se evita principalmente el picoteo entre las comidas. Entonces, puede
ser considerado como un complemento cuando se sigue un plan de alimentación
saludable. Pero lo más aconsejable es que la gente vaya a un nutricionista”.
El doctor
Mayer también resaltó que el chicle puede ser útil para personas que
recientemente perdieron kilos de más, ya que puede ser un auxilio para mantener
el peso normal. “Al favorecer la saciedad, el chicle previene la ganancia de
peso y mantiene la adherencia a los cambios de hábitos”, explicó. La
recomendación es masticar 1 a 2 chicles durante 15 minutos, dos o tres veces
por día.
Se pueden
usar hasta 6 chicles diarios. De acuerdo con Mayer, se puede consumir en
cualquier momento, especialmente cuando la persona sienta tentación fuera de
los horarios de comidas e incluso para evitar la tentación del pan mientras se
espera el almuerzo o la cena.
El nuevo
chicle no es barato.
Cuesta 74
pesos las 24 unidades. Su
aparición responde casi a una demanda de mercado: sale a la venta en un momento
en que se avecina el calor y muchos quieren bajar los kilos acumulados en el
invierno. Pero la desaparición de esos kilos no puede darse de un día para el
otro. “No existen soluciones mágicas ni rápidas para tratar el sobrepeso y la
obesidad”, advirtió Silvio Schraier, director de la carrera de médicos
especialistas en nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA.
“La
primavera puede ser una buena excusa para que la gente adopte un plan de
alimentación que incluya frutas y verduras y para ponerse en movimiento. No
hace falta que se convierta en un super-deportista. Se puede empezar con
caminatas rápidas de una hora por día. En este contexto, el nuevo chicle podría
sumarse a un cambio de vida saludable. La clave es evitar tanto los excesos de
comida como la escasez de las dietas restringidas”, expresó Schraier. En el
mercado argentino, también existen otros suplementos dietarios para tratar el
sobrepeso y la obesidad: la espirulina, el glucomanan, y el ácido linoleico
conjugado, que ayuda a disminuir la grasa abdominal en las personas físicamente
activas, precisó Schraier.
En tanto,
para Rosa Labanca, directora del centro de asistencia, docencia e investigación
de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (SAOTA), “el
nuevo chicle puede ser útil para sentir algo más de saciedad. Como es
masticable, resulta más fácil que tomar un comprimido”. Aunque Labanca remarcó:
“El tratamiento de la obesidad tiene que ver con cambios profundos de hábitos
que no se modifican tan simplemente. Hay investigaciones científicas
importantes que demuestran que poco se consigue si no se modifica el ambiente:
hay mucha oferta de productos procesados que generan adicción, como el jarabe
de fructosa que se encuentra en galletitas y golosinas. Las personas sólo
pueden usar paliativos”.