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sábado, 20 de diciembre de 2014

Salud brinda recomendaciones para la manipulación segura de alimentos durante las fiestas


Salud brinda recomendaciones para la manipulación segura de alimentos durante las fiestas

Para evitar enfermedades derivadas del incorrecto manejo de la comida, la cartera sanitaria nacional recuerda una serie de medidas para el correcto manejo y traslado de alimentos con el fin de evitar enfermedades como el síndrome urémico hemolítico y la salmonella.

Las fiestas que se aproximan son celebraciones en las que se comparten alimentos entre familiares y amigos. Para que los festejos sean plenos y sin complicaciones, el Ministerio de Salud de la Nación recuerda algunos consejos para el correcto traslado y conservación de los alimentos a fin de evitar la proliferación de bacterias peligrosas para la salud que pueden causar enfermedades.
"Tener unas felices fiestas también depende de la calidad y la cantidad de los alimentos que vayamos a consumir, por lo cual es muy importante conservar y trasladar convenientemente la comida, así como guardar moderación en la mesa para no comer ni beber en exceso para no afectar la salud", explicó Juan Manzur, titular de la cartera sanitaria nacional.
Una ETA se produce cuando se consumen alimentos o se bebe agua con contaminantes peligrosos en cantidades suficientes para afectar la salud. Algunos síntomas son  diarrea, vómitos o dolores semejantes a los de una gripe, los que pueden comenzar desde unas horas hasta unos días después de ingerir el alimento o agua contaminada.
Estos síntomas varían en función de la cantidad de bacterias o de toxinas presentes en el alimento; de la cantidad de alimento consumido y del estado de salud de la persona. Para las personas sanas, la mayoría de las ETA son enfermedades que sólo duran un par de días y no presentan complicaciones pero para las personas más susceptibles como los niños, los ancianos, las mujeres embarazadas y los que padecen otras patologías pueden ser más severas, dejar secuelas o incluso provocar la muerte.
El síndrome urémico hemolítico es una de estas patologías. Causado por un tipo de la familia de bacterias Escherichia coli, produce diarrea con sangre que en el 10 por ciento de los casos puede complicarse y desarrollar insuficiencia renal aguda en niños y trastornos de coagulación en adultos. Las Salmonellas son otro grupo de bacterias resistentes a la congelación pero no al calor que pueden causar diarreas en humanos .
Para evitar estás y otras patologías asociadas a los alimentos, el Ministerio de Salud de la Nación a través de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), ofrece a la población una serie de recomendaciones para prevenir este tipo de afecciones que consisten en poner en práctica medidas básicas sobre higiene y manipulación de alimentos.
Durante las compras:
• Comience con los productos envasados y deje para el final los perecederos como carnes, aves, pescados o productos lácteos.
•  Al elegir el establecimiento tenga en cuenta el orden y limpieza de las instalaciones; la temperatura de las heladeras (menor a 5ºC en el caso de refrigeradores y de -18ºC en freezers) y que los equipos no estén sobrecargados ya que así no enfrían de manera adecuada.
• Si compra carne picada, prefiera la que fue procesada en el momento y consúmala de inmediato. Este producto se alterará más rápidamente que una pieza de carne entera.
• Controle las fechas de vencimiento de todos los productos. No compre alimentos sin fecha, marca o números de registro, ni aquellos cuyo envase se encuentre en malas condiciones.
• No compre alimentos preparados que se exhiban a temperatura ambiente.
• No permita que le expendan el pan sin guantes o luego de haber manipulado dinero.
• No compre huevos que tengan su cáscara rota o sucia.
• Los productos como las carnes, aves y pescados deben guardarse en bolsas, separados de otros alimentos, para evitar que los jugos de los mismos puedan contaminarlos.
• Si solicita el envío de mercadería a domicilio, asegúrese de que los productos perecederos permanezcan el menor tiempo posible a temperatura ambiente.
• Separe los alimentos de acuerdo a su tipo. Tenga presente que los jugos de algunos productos pueden contaminar a otros (separar las carnes crudas de los productos listos para consumir y las verduras). No poner en la misma bolsa artículos de limpieza con alimentos.
• Si durante la compra desiste de llevar algún producto perecedero que ya había seleccionado, devuélvalo al correspondiente refrigerador para evitar que se corte la cadena de frío.
Al manipular alimentos
• No mezcle alimentos crudos y cocidos. Guarde en heladera y tapados aquellos alimentos que no van a ser sometidos al calor antes de ser ingeridos. De esta forma, prevendrá posibles contaminaciones con otros productos.
• Lave las verduras y las frutas antes de ubicarlas en la heladera. Proceda de la misma forma con los envases de bebida.
• Al abrir una lata de conserva, transfiera todo el contenido a un envase de vidrio o de plástico. Nunca conserve el excedente en la lata.
• Conserve los huevos en la heladera y en su envase original, separados de otros alimentos listos para ser consumidos.
• Evite la contaminación cruzada, utilizando distintos utensilios para manipular los alimentos crudos y los cocidos.
• No vuelva a congelar un alimento que ya fue descongelado, pues ello favorece la contaminación con microorganismos. Descongele el producto en la heladera y no a temperatura ambiente, ni lo aproxime a una fuente de calor o bajo el chorro de la canilla.
• Los preparados que contengan huevo crudo y las mezclas para preparar panqueques no deberán conservarse más de 24 horas.
• No cocine verduras sin haberlas lavado previamente: la cocción puede destruir la contaminación microbiana presente pero no los contaminantes químicos (pesticidas, fertilizantes).
• Si no posee agua de red controlada, hiérvala antes de usarla pero no en forma prolongada. El calentamiento eliminará, por un lado, los microorganismos presentes, pero también concentrará algunas sales que podrían resultar dañinas para la salud.
• No descongelar los alimentos a temperatura ambiente, ya que pueden multiplicarse las bacterias. Hacerlo en la heladera, microondas (si se los va a cocinar inmediatamente), o como parte de la cocción.
Al cocinar los alimentos
La cocción completa se logra cuando alcanzan una temperatura interna superior a los 70º C. Si no se posee un termómetro para alimentos debe :
• Cocinar las carnes y comidas que llevan carne picada o trozada hasta que no queden partes rojas o rosadas en su interior.
• Cocinar los huevos hasta que la clara y la yema estén firmes. Evitar recetas que lleven huevos crudos.
• Cocinar el pescado hasta que esté opaco y se desmenuce fácilmente con el tenedor.
• Los rellenos deben colocarse inmediatamente después de prepararse en refrigeración o en un horno precalentado, a no menos de 68 ºC.
Al momento de comer
• Cuando sirva la mesa durante estas fiestas mantenga la temperatura de los alimentos, sin son calientes, calientes y fríos, los fríos. Las bacterias crecen entre los 5ºC y los 60ºC, por lo tanto la comida debe permanecer el menor tiempo posible a temperatura ambiente.
• No dejar alimentos cocidos y/o perecederos a temperatura ambiente durante más de 2 horas. Mantenerlos refrigerados hasta el momento de servirlos
• Para asegurarse que la temperatura de conservación sea correcta, verificar que la heladera este a 5ºC o menos, y el freezer a -18ºC.
• Si se trasladan alimentos de un domicilio a otro, asegurarse de que no permanezcan más de 2 horas a temperatura ambiente y que estén tapados.
• Las sobras no deben guardarse en el refrigerador durante más de tres días y no deben recalentarse más de una vez.
• En lugar de servir la comida en una fuente grande, es preferible colocar los alimentos en varias pequeñas para evitar que permanezcan mucho tiempo a temperatura ambiente.

Fuente: Ministerio de Salud de la Nación
Disponible en: http://www.msal.gov.ar/prensa/index.php?option=com_content&view=article&id=2469%3Asalud-brinda-recomendaciones-para-la-manipulacion-segura-de-alimentos-durante-las-fiestas&catid=6%3Adestacados-slide2469

viernes, 21 de noviembre de 2014

Las 10 reglas de oro de la higiene alimentaria

 Difundidas por la Organización Mundial de la Salud

Las 10 reglas de oro de la higiene alimentaria

Diez normas básicas para evitar la contaminación de los alimentos y los trastornos que esto acarrea.
Evitar la contaminación de los alimentos en el manejo cotidiano es fundamental para reducir el riesgo de contraer enfermedades de origen alimentario. Para llevarlo a cabo con efectividad y a conciencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda diez sugerencias básicas de aplicación en el hogar, día a día.



1. Consumir sólo alimentos que hayan sido tratados o manipulados en forma higiénica y conservados a una temperatura adecuada. Por ejemplo, leche pasteurizada o hervida y refrigerada (conservada en la heladera), carnes refrigeradas o congeladas.
2. Cocinar suficientemente los alimentos (75º C en el centro). La adecuada cocción garantiza la destrucción de los gérmenes. Si quedan partes crudas hay riesgo de que se desarrollen nuevos gérmenes.
3. Consumir los alimentos inmediatamente después de cocinarlos evita la proliferación de microbios.
4. Guardar cuidadosamente los alimentos cocinados. Si no van a ser consumidos enseguida colocarlos en la heladera, el congelador o el freezer. No dejarlos a temperatura ambiente.
5. Calentar suficientemente los alimentos cocidos. Antes de consumir aquellos alimentos cocinados que fueron refrigerados se los debe calentar a altas temperaturas. La mejor manera de hacerlo es a fuego mínimo durante el tiempo necesario para que el interior quede muy caliente. En el caso de alimentos que se comen fríos es conveniente consumirlos apenas de retiran de la heladera.
6. Evitar el contacto entre alimentos crudos y cocidos. Estos últimos pueden contaminarse por el contacto con alimentos crudos. También es importante no usar para alimentos cocidos los utensilios que se utilizaron para preparar alimentos crudos.
7. Asegurar una correcta higiene tanto de la persona encargada de manipular los alimentos como del lugar donde se cocina. Los utensilios, paños y rejillas, los pisos y las paredes de la cocina son fuentes de contaminación si no se los lava con agua, jabón y lavandina.
8. Mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y animales domésticos. En especial los insectos y roedores contaminan no sólo los alimentos que eligen para comer, sino también aquellos con los que toman contacto a su paso.
9. Utilizar agua potable de red o potabilizarla con 2 gotas de lavandina por litro de agua, o bien hirviéndola durante 5 minutos.
10. Cubrir y proteger los alimentos que deban quedar expuestos a temperatura ambiente.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Entrenar al cerebro para que prefiera la comida sana

Entrenar al cerebro para que prefiera la comida sana

  • Adelgazar es posible si se opta por una nutrición equilibrada y baja en calorías

  • Las diferentes dietas de adelgazamiento logran una pérdida de peso que no se sostiene

  • El sobrepeso y la obesidad están vinculados con múltiples problemas de salud

Especialistas en nutrición recomiendan comer frutas y verduras...
Especialistas en nutrición recomiendan comer frutas y verduras diariamente. EL MUNDO

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¿Es de los que adora el beicon y odia la coliflor? ¿No puede resistirse a unas patatas fritas y, sin embargo, podría vivir sin la fruta? Pues sepa que es posible reeducar a su cerebro para que prefiera las opciones más saludables. Al menos es lo que sugiere un estudio publicado esta semana en la revista Nutrition and Diabetes cuyos datos podrían ser útiles para combatir la epidemia de sobrepeso que vive el planeta.
"La obesidad se asocia con una hiperactivación del sistema de recompensa en favor de la comida con muchas calorías frente a las que tienen pocas [...] Sin embargo, hasta la fecha no estaba claro si este patrón podría revertirse de alguna manera", explican los autores del trabajo en la revista científica.
Para comprobarlo, estos investigadores de las Universidades de Harvard y Tufts, en EEUU, analizaron mediante resonancia magnética el cerebro de ocho personas con obesidad antes y después de someterse a un programa de adelgazamiento de seis meses. Después, compararon los resultados con los de un grupo control.
Según explican en el texto, eligieron este programa porque se basaba en alcanzar un cambio de comportamientos en el paciente y en tratar de romper los lazos existentes con la comida poco saludable. Además de sesiones de grupo y el apoyo de expertos en nutrición, los pacientes habían recibido trucos para el día a día, como menús específicos, recetas y platos saciantes pero bajos en calorías.
Al analizar a fondo los circuitos de recompensa cerebrales, los investigadores comprobaron que los individuos que se sometieron al plan de adelgazamiento habían desarrollado cambios en áreas del cerebro relacionadas con el aprendizaje y la adicción. Se había producido un aumento de la sensibilidad hacia las opciones más saludables en detrimento de las más calóricas.
"Nuestros datos muestran que es posible cambiar las preferencias de la comida no saludable a la saludable", señalan los investigadores, quienes reconoce que su estudio se ha limitado a muy pocos pacientes, por lo que reclaman nuevos estudios que ratifiquen sus conclusiones.
"Ha de explorarse más este área por su potencial para fomentar la efectividad y la sostenibilidad de los tratamientos para la obesidad basados en el comportamiento", señalan.
Desde hace años, los especialistas en nutrición recuerdan que, aunque complejo de lograr, el cambio de hábitos y el reaprendizaje dietético es una estrategia mucho más efectiva en la lucha contra la obesidad que optar por una de las muchas dietas que se popularizan periódicamente.
Un metaanálisis de casi 50 estudios publicado esta semana en la revista JAMA muestra que ninguno de estos regímenes -Atkins, dieta de la Zona, Dukan, etc- son la panacea y que, por mucho que prometan ser la opción definitiva, sus resultados terminan siendo similares. Todas consiguen una pérdida de peso que no se perpetúa en el tiempo.
A los 12 meses de la intervención, los sujetos analizados habían vuelto a ganar un cuarto del peso perdido, una cifra que podría ser mucho mayor si el seguimiento hubiera sido más amplio. "Un año no es suficiente para conocer los efectos a largo plazo tanto de la pérdida de peso como de las mejoras metabólicas o las enfermedades asociadas al sobrepeso", señala José María Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genómica de la Universidad de Tufts (EEUU), investigador y colaborador senior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y director científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA).
Coincide con su punto de vista Miguel Ángel Martínez, investigador de la Universidad de Navarra y uno de los mayores expertos en dieta mediterránea, quien recuerda que uno de los puntos cruciales de la investigación actual en nutrición es "ver la sostenibilidad de las dietas a largo plazo". De hecho, su equipo ya trabaja en la siguiente fase del estudio PREDIMED, que analizará los efectos de una restricción de energía dentro del patrón de la dieta mediterránea en un plazo de al menos cinco años.

Artículo disponible en: http://www.elmundo.es/salud/2014/09/03/5406eba8ca4741d5578b4573.html

viernes, 11 de julio de 2014

Hacer dieta puede engordar

Hacer dieta puede engordar
Seguir dietas estrictas para adelgazar sin cuidar el ejercicio físico o los hábitos saludables puede desembocar en un aumento de peso
  • Por JULIO BASULTO
  • 26 de mayo de 2014
La humanidad ha ensayado desde hace siglos, con poco éxito, cómo regular el peso corporal mediante el control de la alimentación. Es lo que se conoce como "seguir una dieta", "hacer dieta" o "estar a régimen", un concepto que en el ámbito científico se denomina "dieting". Y las personas que siguen una y otra vez una dieta reciben el calificativo de "dieters". La literatura científica no es muy halagüeña con respecto al éxito del "dieting", a la vez que da pistas a los profesionales sanitarios para que asesoremos a los "dieters" sobre la importancia de seguir un buen estilo de vida, alejado de las "dietas milagro", que se consideran un auténtico atajo hacia la obesidad. El siguiente artículo explica por qué hacer dieta para adelgazar puede derivar, en ciertos casos, en el resultado opuesto al buscado.
Enganchados a las dietas
El artículo de EROSKI CONSUMER 'Tres razones para huir del efecto yoyó' hace referencia a los "dieters" como personas que, además de seguir unos hábitos de alimentación algo desequilibrados, realizan de forma cíclica dietas de todo tipo. Regímenes seguidos para perder los kilos de más que se han acumulado en su cuerpo de forma insidiosa, pero que es muy probable que sean la causa de volver a ganarlos una y otra vez.
En abril de 2006, un editorial de la revista Journal of the American Dietetic Association detallaba que ponerse a régimen se asocia no solo a ganar peso, sino también a un mayor riesgo de sufrir trastornos de la alimentación. La profesora Bonnie S. Spear, dietista-nutricionista y autora del editorial, se vio en la obligación moral de examinar esta cuestión, tras la publicación de una investigación que constató que los adolescentes con exceso de peso que se ponen a dieta al cabo de cinco años casi siempre pesan más que antes, en comparación con quienes no siguieron régimen alguno. Es el llamado "efecto rebote". A continuación se valora el porqué de esta constatación.
Dietas y pérdida de masa muscular
Una revisión sistemática de la literatura científica publicada en mayo de 2007 por Chaston y colaboradores observó que si la dieta que se ha seguido es muy baja en calorías, la pérdida de masa muscular puede ascender hasta el 37% del peso perdido, sobre todo si no se aumenta la práctica habitual de actividad física (es lo que sucede en la inmensa mayoría de los casos: la gente lleva más o menos la dieta, pero con el deporte es más tolerante). Esta pérdida de músculo hará que nuestro cuerpo gaste menos calorías (disminuye la "tasa metabólica"), porque mantener la masa muscular requiere más inversión de energía que conservar la masa grasa.
Así, aunque seguir una dieta restrictiva puede hacer que perdamos peso a corto plazo, a largo plazo es posible que acabemos pesando más que antes. Cuanto más "extrema" sea la dieta, mayores serán las posibilidades de aumentar de peso. Hay varios posibles mecanismos biológicos que lo explican. Uno de ellos es, como ya se ha apuntado, una mayor "eficiencia metabólica"; es decir, nuestro cuerpo pasa a gastar menos calorías para mantener sus funciones vitales, pero nuestro apetito no ha disminuido con la misma intensidad. Por tanto, cuando se sigue de nuevo una alimentación normal (que tendrá más calorías que la "dieta" restrictiva), se empieza a ganar peso de forma paulatina pero inexorable.
Una investigación publicada en mayo de 2013 en la revista American Journal of Clinical Nutrition constató que perder peso haciendo una dieta muy baja en calorías se traduce en una disminución desproporcionada en la "termogénesis adaptativa". De esta manera, nuestro cuerpo se vuelve más ahorrador y buena parte de las calorías consumidas a partir de entonces acabarán en nuestras reservas de grasa. El estudio añade algo más: dicha desproporción se mantiene hasta un año después de finalizada la dieta.
Recuperar la grasa perdida es fácil porque los adipocitos (células grasas) no desaparecen, solo "adelgazan", para engordar con facilidad al mínimo "despiste". Sin embargo, recuperar la masa muscular es harina de otro costal. Requiere un esfuerzo que pocas personas están dispuestas a asumir. En una investigación con mujeres postmenopáusicas, publicada en septiembre de 2011 en la revista American Journal of Clinical Nutrition, se observó que por cada kg de grasa perdida gracias a la "dieta", desaparecían 260 gramos de masa magra. Sin embargo, después de un año, por cada kg de grasa recuperado solo se ganaban 120 gramos de masa magra, menos de la mitad de los perdidos.
Más proteínas para conservar músculo en las dietas, ¿es útil?
En marzo de 2012, y también en la revista American Journal of Clinical Nutrition, se publicaba un estudio de entre cuyos objetivos destaca uno: dilucidar si poner el énfasis en el consumo de grasas, proteínas o carbohidratos tenía efecto alguno sobre la preservación de la masa magra. A los seis meses de seguimiento no hubo diferencias, fuera cual fuera la dieta: se perdieron 4,2 de grasa, pero también 2,1 kg de masa magra. La media de los participantes ganó el 40% del peso perdido a los dos años, de nuevo sin diferencias en función de la dieta. Se recuperó algo de la masa muscular perdida, pero el balance fue una pérdida neta de medio kilo de masa magra. Hay, en todo caso, una consideración importante en el estudio: "La adherencia a las dietas altas en proteínas, bajas en grasa o extremadamente bajas o altas en carbohidratos resultó difícil de alcanzar". Es decir, que este tipo de propuestas dietéticas, tan estrictas, restrictivas, alejadas del patrón habitual de alimentación, y en ocasiones monótonas, es muy difícil de mantener en el tiempo. Esto es un problema, ya que la adherencia al nuevo patrón de alimentación es, sin duda, una de las claves más importantes del éxito de la pérdida de peso.
Desequilibrios en el apetito, pasaporte al sobrepeso
Es posible, también, que la "dieta" nos haga más proclives a realizar ingestas compulsivas, debido a que se desequilibra el sistema de control de nuestro apetito. Y es que seguir un régimen muy restrictivo (es lo más habitual) debilita los mensajes internos de hambre y saciedad, además de incrementar el deseo por consumir los alimentos restringidos. En febrero de 2013, Stice y colaboradores quisieron comprobar si es cierto que la restricción dietética aumenta el riesgo de comer en exceso debido a una modificación de la respuesta de nuestro cerebro (regiones implicadas en la ingesta). Sus resultados fueron claros: cuando limitamos de forma voluntaria las calorías que tomamos, nuestro cerebro responde con más intensidad si presenciamos o ingerimos alimentos apetitosos. Es otro de los motivos por los que, según los autores, las dietas estrictas no producen una pérdida de peso duradera.
Perder peso, sí hay algo que funciona
La estrategia más efectiva para perder peso no consiste en seguir una dieta, y mucho menos una dieta "concreta", tal y como detalló el interesante texto 'Una llamada a finalizar los debates dietéticos', publicado en agosto de 2013 en JAMA. En él, Sherry L. Pagoto y Bardley M. Appelhans explican que seguir un régimen para adelgazar es como contemplar solo una dimensión de un objeto que en realidad es tridimensional. Las otras dos dimensiones son la modificación del comportamiento y el incremento en el ejercicio físico. Insisten en que la clave de la dieta no es su proporción de macronutrientes, sino en qué medida el paciente se adhiere a ella, razón por la que debe ser personalizada. Es ahí donde cobra importancia la figura del dietista-nutricionista. Pero este profesional no solo debe fijarse en la dieta, ya que hay otras dos dimensiones que abordar, como ya se ha visto.

No extraña, por tanto, que el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos (U.S. Preventive Services Task Force) considere que las intervenciones más efectivas para perder peso son aquellas en las que, en sesiones periódicas (de 12 a 26 al año), se trata el comportamiento del paciente mediante diferentes estrategias: realizar sesiones en grupo o individuales, establecer metas de pérdida de peso, mejorar la dieta o la nutrición, programar la actividad física, abordar las barreras al cambio, fomentar el autocontrol o automonitoreo y promocionar habilidades para mantener los cambios de estilo de vida. En suma, adelgazar no significa "hacer dieta", sino integrar, de por vida, unos buenos hábitos.

Fuente: http://www.consumer.es/

Argentina, el primer país en prohibir la producción y venta de grasas trans

Argentina, el primer país en prohibir la producción y venta de grasas trans

Será a partir de diciembre cuando entre en vigencia la regulación que frenará producir y comercializar los alimentos procesados con estas grasas.

"Hace cuatro años se modificó el Código Alimentario Argentino para que se supriman las grasas trans de los alimentos procesados", sostuvo el viceministro de Salud de la Nación, Eduardo Bustos Villar, en diálogo con Télam.

Bustos Villar explicó que "al prohibir la producción y comercialización, Argentina se convertirá en el país líder en el mundo en la regulación de las grasas trans".

Las grasas trans "están presentes en productos como las harinas y aceites vegetales, y son las que desencadenan las obstrucciones arteriales", recordó el funcionario.

El funcionario participó de la reunión de alto nivel convocada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el fin de evaluar los avances en medidas de prevención y control de enfermedades no transmisibles (ETN) acordados en la Asamblea General de 2011.

En este escenario, el viceministro instó a reforzar las regulaciones para desalentar el consumo de alimentos no saludables y promover la actividad física para enfrentar el creciente fenómeno del sedentarismo y reducir los factores de riesgo sanitario.

El funcionario argentino subrayó que la obesidad "es uno de los problemas y desafíos que enfrentan todos los países del mundo, y por ende, requerirá políticas públicas integrales más enérgicas tanto a nivel nacional como regional y global".

"Desde la legitimidad que nos otorgan los logros realizados en beneficio de la salud de los argentinos, instamos a los países miembros de la ONU a implementar políticas que incluyan claramente a la regulación de la publicidad de alimentos; a desplegar acciones dirigidas a promover el consumo racional de azúcar; a propiciar medidas para reducir la ingesta de alimentos no saludables y a promover la actividad física", puntualizó.

En la misma línea, reforzó ante el plenario: "Con satisfacción y orgullo, podemos decir que la República Argentina lidera en la región la regulación de las grasas trans, y que a partir de diciembre de 2014 seremos un país libre de ellas".

Las enfermedades no transmisibles, en su conjunto, son responsables de más del 60 por ciento de las muertes, 80 por ciento de las cuales ocurren en países de bajos y medianos ingresos, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.

Las principales de estas patologías son la diabetes, las cardiovasculares y respiratorias crónicas, el cáncer y la enfermedad renal, y se caracterizan por compartir los mismos factores de riesgo: el tabaquismo, la mala alimentación, la falta de actividad física y el consumo excesivo de alcohol.

En su exposición, el viceministro informó que se profundizó la política de reducción del consumo de sal, a través de una ley; se reglamentó la ley nacional de control de tabaco; y se actualizó  la ley de diabetes, al ampliar la cobertura a los pacientes.

Asimismo, alertó sobre "la necesidad de trabajar enérgicamente en la prevención y detección precoz del deterioro neurocognitivo, que se expresa en depresión, demencias y otras patologías derivadas del aumento de la expectativa de vida de los adultos mayores".

"Si no lo hacemos, estaremos perdiendo una oportunidad inmejorable para combatir los males que afectan a nuestros pueblos desde el siglo pasado, pero que constituyen en el siglo XXI una verdadera epidemia, como es el caso del sobrepeso y la obesidad, que condicionan gravemente el desarrollo armónico de nuestros países", agregó.

El funcionario destacó: "No podemos ser meros espectadores frente a la transición demográfica, epidemiológica, biotecnológica y cultural que pone en riesgo la preservación de una calidad de vida digna para nuestros ciudadanos en el futuro inmediato. Debemos actuar con innovación y creatividad para dar respuesta a estos desafíos que ya son una realidad concreta".

El viceministro de Salud de la Nación advirtió que "sólo con el fortalecimiento de los estados miembros, con clara rectoría en políticas públicas integradas, integrales, intersectoriales y sostenibles", se conseguirá que las enfermedades crónicas no transmisibles "dejen de ser una acechanza sobre la salud de los pueblos y sus economías, forjando un porvenir más saludable, más equitativo y socialmente más justo".

La delegación presidida por Bustos Villar está integrada por la subsecretaria de Prevención y Control de Riesgo, Marina Kosacoff, y el director Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Sebastián Laspiur.


Ello ocurrirá desde diciembre ya que estará prohibido producirlas y comercializarlas, afirmó el viceministro de Salud de la Nación, Eduardo Bustos Villar, tras participar de una asamblea de las Naciones Unidas en la ciudad de Nueva York.

Fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201407/70632-comida-alimentos-grasas-trans-alimentacion-onu.html

martes, 14 de enero de 2014

Alimentos que ayudan a dejar de fumar

Un estudio afirma que ciertos alimentos empeoran el sabor de los cigarrillos, mientras que otros lo realzan



La obsesión por engordar cuando se quiere dejar de fumar supone a menudo el abandono del intento. Sin embargo, un reciente estudio ha demostrado que una alimentación saludable puede no solo minimizar este aumento de peso al ser más saludable, sino que también puede facilitar el dejar de fumar.

Según la Universidad Duke de Carolina del Norte (EEUU), que ha llevado a cabo la investigación, hay alimentos que empeoran el sabor del cigarrillo, como las frutas, las hortalizas ola leche, el yogur y los quesos. Por el contrario, consumir abundante carne, alcohol o café produce el efecto contrario, ya que realza su sabor, haciendo más atractivo el consumo de tabaco. El estudio demuestra, pues, que el consumo de tabaco parece estar reforzado por el consumo habitual de ciertos alimentos que potencian su sabor.

Liderado por el Doctor Joseph McClernon, profesor asistente en el departamento de psiquiatría y ciencias del comportamiento del Centro Médico de la Universidad de Duke en Durham, en el estudio se ha analizado el comportamiento de 209 fumadores, a los que se les ha preguntado sobre los alimentos que hacen empeorar o realzar el sabor del tabaco. La leche los quesos,  yogur y  las bebidas sin cafeína (agua o zumos), las frutas y los vegetales fueron los alimentos que reiteradamente se nombraron como protagonistas del empeoramiento del sabor de los cigarrillos, un 19%, un 14% y un 16% respectivamente. El 44% de los participantes afirmaron que las bebidas alcohólicas realzan su sabor, y el 45% las bebidas con cafeína (té, bebida de cola o café). El 11% nombró a la carne.

La comida se convierte, tras el estudio, en una aliada para quien desea dejar de fumar, y no en una excusa para no hacerlo. Si, finalmente, se combina con una terapia de sustitución de la nicotina y con ejercicio continuado, dejar de fumar no debería ser, al fin, un proceso tan difícil de conseguir.
Una vez pasadas las primeras tres o seis semanas se podría retomar progresivamente el consumo moderado de los productos que realzan el sabor del cigarrillo, aunque en cantidades moderadas.
Los autores de la investigación reivindican ser los primeros en relacionar la alteración en la palatabilidad de los cigarrillos con las comidas y las bebidas, y afirman que el estudio abre nuevas puertas comerciales y de marketing para ciertos productos. El director del estudio, McClernon, reconoció que, sin embargo, es necesario investigar más para determinar exactamente qué alimentos afectan el sabor del cigarrillo y si alterar la dieta podría mejorar el éxito de dejar de fumar.


Autores: F. Joseph McClernon, Eric C. Westman, Jed E. Rose, and Avery M. Lutz. “The Effects of Foods, Beverages, and Other Factors on Cigarette Palatability”- Nicotine & Tobacco Research - Año 2007
Fuente: Plan Argentina Saludable. Ministerio de Salud de la Nación
Disponible en: http://ht.ly/sjyUm

miércoles, 8 de enero de 2014

¿Los refrescos engordan? Depende de quien pague el estudio

 NUTRICIÓN Investigación española

Varias latas de refrescos abiertas.


Cuando se habla de conflictos de intereses en el ámbito científico, la industria tabaquera y las compañías farmacéuticas son las primeras a las que se señala con el dedo. Numerosos escándalos han sacado a la luz las estrategias que ambos sectores han utilizado durante décadas para influir en la investigación o, directamente, esconder unos resultados poco favorables para sus negocios.
Pero el tabaco y los fármacos no son los únicos que han querido posar sus tentáculos sobre la ciencia. También la industria alimentaria podría haber movido sus fichas, tal y como sugiere una investigación realizada en la Universidad de Navarra.
Según este trabajo, publicado en 'PLoS Medicine', las conclusiones de las revisiones que han analizado la relación entre el consumo de bebidas azucaradas y la ganancia de peso varían radicalmente en función de si han sido financiados o no por compañías del sector.
"Hemos visto que es cinco veces más probable que las revisiones sistemáticas donde sus autores reconocen la existencia de un potencial conflicto de interés económico determinen que la relación entre el consumo de refrescos y la ganancia de peso es inconcluyente", explica a EL MUNDO Maira Bes, profesora del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y principal firmante de la investigación.

La investigación

El equipo de Bes rastreó la literatura científica hasta identificar 17 trabajos que, previamente, habían analizado la asociación entre bebidas azucaradas y obesidad. En seis de ellos, los autores habían reconocido tener lazos con la industria de la bebida o haber recibido financiación para el estudio por empresas del sector. Los otros 11, en cambio, habían señalado no tener ningún tipo de conflicto de interés.
Tras realizar un análisis independiente de los resultados de todos los trabajos seleccionados, el equipo de Bes comprobó grandes disparidades en función de las relaciones con la industria.
Así, mientras que el 83,3% de los estudios que no tenía ninguna relación con la industria concluía que el consumo de refrescos azucarados era un potencial riesgo para la ganancia de peso; prácticamente el mismo porcentaje -el 83%- de los que sí admitían lazos con el sector concluía justo lo contrario: que la evidencia científica era insuficiente para apoyar una asociación positiva entre refrescos y la acumulación de kilos de más.
Estos resultados, señalan los investigadores en la revista médica, "sirven para llamar la atención sobre posibles errores presentes en la evidencia científica que se deriva de la investigación financiada por la industria alimentaria" y dan razones para preocuparse por la interpretación de estos trabajos.
"El trabajo no ha evaluado cuál de las dos interpretaciones es la correcta", recuerda Bes, pero "sí sabemos que los últimos ensayos aleatorios en niños, así como el último estudio que ha evaluado las relaciones entre genes y ambiente en este sentido demuestran una asociación positiva entre consumo de bebidas azucaradas y ganancia de peso", subraya esta especialista, quien hace especial hincapié en que "de la evidencia científica disponible dependen muchas decisiones en las políticas de salud pública".
En sus conclusiones, los científicos remarcan que la comunidad científica "debería hacer un esfuerzo especial para descartar la financiación procedente de partes con intereses particulares, con el objetivo de mantener la credibilidad de la ciencia nutricional y proteger los empeños científicos en este campo".
Este objetivo, aclara Bes, no pretende acabar con la investigación que realiza la industria, sino fijar "unas reglas del juego" que hagan más visibles los posibles conflictos de interés.
"Nuestros resultados confirman la hipótesis de que los autores de algunas revisiones sistemáticas llegan a unas conclusiones consistentes con los intereses de sus esponsors", señala la investigadora en la revista médica. "De forma consciente o inconsciente estos investigadores podrían estar sometidos a una presión", añade la investigadora, quien insiste en que es necesario impulsar la regulación en este sentido, así como mejorar el papel de los editores de las publicaciones que se hacen eco de estos trabajos.
"La industria alimentaria está siguiendo los pasos de la industria farmacéutica o la tabaquera, de los que tenemos tantos ejemplos de influencia", concluye Bes.

Fuente: Diario digital elmundo.es

jueves, 2 de enero de 2014

Una nueva opción para las reducciones de estómago

 CIRUGIA Sin incisiones ni cicatrices

Vea cómo se reduce la pared del estómago a través de un endoscopio flexible. HM HOSPITALES

Se ha probado con éxito en 15 pacientes. La nueva técnica para reducir el estómago, denominada método Apollo, es una promesa para toda aquella persona que necesite recurrir a una ayuda externa para perder peso. El procedimiento evita abrir el abdomen y, con ello, reduce complicaciones y tiempo de ingreso hospitalario.
El equipo de la Unidad de Tratamiento Endoscópico de la Obesidad del Hospital HM Universitario Sanchinarro (HMS) es el primero en el mundo en realizar con éxito 15 intervenciones de este tipo. Se trata de la única alternativa para realizar una gastroplastia en manga sin incisiones, es decir, una reducción del estómago que se realiza por la boca.
Además de este centro, sólo se han llevado a cabo intervenciones en cuatro hospitales de Estados Unidos, como la Clínica Mayo o el Hospital Brigham de Boston, vinculado a la Universidad de Harvard.
"Desde el año pasado hemos estado trabajando con un grupo internacional de médicos para desarrollar este nuevo procedimiento que esperamos que sea un éxito. De este grupo forman parte especialistas de la Clínica Mayo, la Universidad de Harvard, Sao Paulo en Brasil, y otros centros bariátricos punteros", explica el doctor Gontrand López-Nava, director de la unidad del HM Universitario Sanchinarro de Madrid.
Como aclara este especialista, este método es una técnica indicada para pacientes con obesidad desde grado I hasta obesidad mórbida, que permite reducir el peso de forma significativa y muy segura, ya que se raliza por vía endoscópica y evita muchos casos de cirugía abierta. Gracias a este procedimiento, de unos 45 minutos, el tiempo de ingreso se reduce a menos de 24 horas.
"La obesidad es una enfermedad multifactorial que requiere un abordaje terapéutico multidisciplinar para lograr buenos resultados. Por eso, al igual que con todas las técnicas, a los pacientes tratados mediante el método Apollo les hacemos un seguimiento integral después de la intervención con un equipo multidisciplinar que integra especialistas en Nutrición, Educación Física y Psicología", asegura López-Nava.

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