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lunes, 10 de septiembre de 2018

Purinas vegetales contra animales para prevenir la Gota.


Hace más de 2000 años, “Hipócrates describió la gota como una enfermedad de reyes principalmente porque eran los adinerados los que podían permitirse alimentos suntuosos que al parecer precipitaban los ataques de gota”. Ahora todos podemos alimentarnos como reyes y desarrollar las enfermedades de la “realeza” nosotros mismos.

    
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Se pueden prevenir los ataques de gota con la dieta. La gota es causada por cristales afiladísimos de ácido úrico en nuestras articulaciones. El ácido úrico proviene de la descomposición de las purinas, que son el producto de la descomposición de material genético, el ADN, el fundamento de toda la vida. Así que “no existe una dieta libre de purinas, pero los alimentos sí varían en su contenido” y durante mucho tiempo se pensó que las personas que sufrían de la gota solo tenían que mantenerse alejadas de los alimentos altos en purinas, ya fueran de origen animal como los órganos (hígado, etc.) o de vegetales como los porotos, pero esta estrategia resultó ser ineficaz. Sí, todo ácido úrico proviene de la descomposición de las purinas, así que limitar la carne tiene sentido, pero esto significa limitar todos los tipos de carnes, y además los vegetales “han sido exonerados”.

 “Hace mucho que se conoce la relación de la gota con la ingesta de alcohol, así como también con el aumento del consumo de purinas a través de la dieta, pero no hubo pruebas prospectivas que lo respaldasen hasta hace poco. En el Harvard Health Professionals Follow-Up Study se les hizo un seguimiento a cerca de 50000 hombres durante doce años y la ingesta de alcohol se “vinculó claramente con un mayor riesgo de gota”. Con respecto a la comida, encontraron un “mayor riesgo de gota cuanto mayor es el consumo de carne y pescado, pero no con un mayor consumo de alimentos de origen vegetal altos en purinas”. ¿Será porque las purinas vegetales son menos biodisponibles? Aunque se ha sugerido que los que sufren de gota deben moderar su consumo de alimentos ricos en purinas de origen tanto animal como vegetal, estos “resultados sugieren que solo se trata de los alimentos de origen animal que suponen un problema”.

A pesar de que no sorprende que las carnes y mariscos estén relacionados con la incidencia de la gota, el descubrimiento de que las purinas vegetales no tienen el mismo efecto es algo nuevo. No parece haber estudios a largo plazo que demuestren que los alimentos de origen vegetal altos en purinas aumenten el riesgo de gota, aunque todavía hay directrices que continúan dando recomendaciones obsoletas.

No solo la ingesta de purinas vegetales no ha sido asociada con altos niveles de ácido úrico, sino que los vegetales que suelen estar prohibidos para quienes tienen gota (los champiñones, guisantes, frijoles, lentejas y coliflor) son en verdad los más protectores. Esto puede ser porque los alimentos ricos en fibra, ácido fólico y vitamina C parecen proteger contra la acumulación de ácido úrico y la gota. Por ejemplo, la fibra ha sido reconocida por su potencial en la absorción del ácido úrico en el intestino para su excreción.

La falta de asociación entre las purinas vegetales y el urato podría deberse a los “componentes beneficiosos que vienen con estos alimentos (como la vitamina C, la fibra dietética y algunos fitoquímicos), que puede enmascarar el efecto de la purina en el ácido úrico. La ingesta de vegetales, independientemente de su contenido en purina, puede ser protectora al aumentar la excreción de ácido úrico”.

Al cambiar el pH de nuestra orina podemos alterar la eliminación del ácido úrico. Seguir una alimentación alcalina, que en el caso de este estudio era vegetariana, se considera una “manera efectiva de eliminar el ácido úrico del cuerpo”. Aquellos que siguieron una dieta alcalina excretaron significativamente más ácido úrico que los que siguieron una dieta más ácida, cuyos niveles de ácido úrico en sangre aumentaron en tan solo unos días.

Podríamos asumir que los niveles de ácido úrico entre los vegetarianos son más bajos; y efectivamente los vegetarianos a largo plazo tenían niveles significativamente más bajos en su sangre. Para probar causa y efecto se necesita un estudio de intervención, donde se cambia la dieta de unas personas y se observa qué ocurre. Se eligió a diez personas para un estudio sobre la acumulación de ácido úrico en los riñones: los mantuvieron en una dieta occidental estándar por cinco días y midieron la sobresaturación relativa de ácido úrico. Luego, siguieron una dieta vegetariana por 5 días y disminuyeron un 93% su riesgo de cristalización de ácido úrico.

También lo puedes hacer al revés: coges a gente con gota, les das un gran plato de carne y ves si desencadena un ataque. Se internó a 7 pacientes en un hospital, ” fueron estabilizados con una dieta baja en purinas y luego se les dio una cena llena de carne”. En respuesta, los niveles de ácido úrico se dispararon y empezaron a desarrollar ataques de gota. Luego añadieron alcohol y sus niveles de ácido úrico se dispararon aún más. Resumiendo, con una sola comida fueron capaces de desencadenar ataques de gota en 6 de los 7 pacientes.

Sin embargo, algunas carnes tienen menos purinas que otras. Para quienes no son quisquillosos, los supergusanos tienen niveles particularmente bajos en purinas. Aunque no todos los alimentos de origen animal aumentan el riesgo de gota. Los productos lácteos bajos en grasa se consideran protectores. En ese caso, podríamos imaginar que los veganos estarían en desventaja, que fue de hecho lo que se encontró, aunque todos los grupos (carne, pescado, vegetarianos y veganos) estaban dentro del rango normal que es entre 3.5 y 7.

¿Deberían tomar leche quienes sufren de gota?

Pues bien, aunque beber el equivalente de 10 tazas de leche descremada parece tener un enorme efecto en la reducción de los niveles de ácido úrico, no se produjeron efectos significativos a largo plazo con 2 tazas al día. Les dieron leche en polvo descremada durante tres meses y no pareció ayudar. Aunque la leche de soja también se ha asociado a un menor riesgo de acumulación de ácido úrico, no hay estudios de intervención que lo confirmen.

La conclusión es que ahora tenemos buena evidencia sobre cómo reducir la gota “sin fármacos, simplemente modificando la dieta”. Esto es importante porque el Alopurinol, “el fármaco de preferencia”, se considera relativamente seguro pero, ¿qué significa que un fármaco sea relativamente seguro? Pues bien, “aproximadamente el 2% de los pacientes desarrollan reacciones de hipersensibilidad que pueden llegar a ser graves o incluso mortales con una tasa de mortalidad de hasta el 20%”; eso es un fármaco seguro. El otro medicamento de uso común, la colchicina, “no hace una distinción clara entre la dosis no tóxica, la tóxica y la letal”.

Fuente: Escrito por Michael Greger M.D. FACLM en Septiembre 6th, 2018


Si quieres adelgazar...¿Adelanta tus comidas?


Bastaría con adelantar las horas de desayuno y cena para comenzar a perder peso, según indican los autores de un nuevo estudio.

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Un equipo de científicos de la Universidad de Surrey (Reino Unido) ha llevado a cabo un estudio preliminar para estudiar cómo afectan las modificaciones en el horario de las comidas a la ingesta diaria de calorías y a algunos indicadores de salud como el riesgo cardiovascular o la diabetes.
Para ello, los participantes fueron divididos en dos grupos: unos adelantaron en 90 minutos sus horas de desayuno y cena, y el resto mantuvieron sus horarios. A diferencia de otros estudios similares, la novedad aquí fue que no se impuso un tipo de dieta concreta, y los voluntarios debían hacer su dieta normal. De esta forma se podía estudiar también cómo afectaban los horarios al apetito y a la ingesta de calorías.

Uno de los resultados más llamativos fue que los participantes que adelantaron sus comidas perdieron, de media, más del doble de grasa corporal que el grupo control. Aunque se trata de datos muy preliminares, los autores confían en que, si se puede replicar el ensayo en grupos más amplios, podría concluirse que, lo que ellos llaman “dieta de restricción en el tiempo” pueda tener muchos beneficios para la salud.
¿A qué se debe esta diferencia tan grande? Las personas que adelantaron sus horarios acababan comiendo menos: un 57% de los participantes indicó que había reducido su ingesta calórica, debido fundamentalmente a que llegaban a las comidas con menos apetito y a que picoteaban menos entre horas, sobre todo por las tardes.
Otra de las posibilidades, aunque es solo una hipótesis, es que el hacer un periodo de ayuno nocturno más largo haya sido otro factor que contribuya a la reducción de grasa corporal. Estudios similares ya habían explorado esta idea. Un estudio – aunque realizado con moscas y no en humanos- de la Universidad de San Diego encontró que los ayunos nocturnos de 12 horas protege el corazón frente al envejecimiento, y otro trabajo llevado a cabo en el Instituto Salk de Estudios Biológicos (California), concluía que comer siempre a la misma hora reduce el riesgo de obesidad y diabetes.


Problemas de conciliación

Ahora bien, ¿es factible un cambio tan radical en los horarios de las comidas? Más de la mitad de los participantes en el estudio confesó que le sería imposible mantener esos horarios más allá de las diez semanas que duró el ensayo, debido a que son incompatibles con su vida personal y familiar. En el caso de España, muchos grupos reivindican la necesidad de seguir un horario ‘más europeo’. Comemos y cenamos muy tarde, lo que provoca que nos acostemos más tarde, o bien que lo hagamos con la tripa llena, ambas cosas muy poco saludables.
En el caso de España, muchos grupos reivindican la necesidad de seguir un horario ‘más europeo’.
"Aunque este estudio es pequeño, nos ha proporcionado información muy valiosa sobre cómo ligeras alteraciones en nuestros horarios de comida pueden ser muy beneficiosas para el organismo. La reducción de grasa corporal limita el riesgo de desarrollar obesidad y enfermedades relacionadas, por lo que es vital para mejorar nuestra salud en general”, ha indicado Jonathan Johnston, uno de los autores. "Sin embargo, hemos comprobado que estas pautas son difíciles de seguir y no siempre son compatibles con la vida familiar y social. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que sean flexibles y favorezcan la vida real”.

Fuente: Revista Muy Interesante
El estudio ha sido publicado en la revista Journal of Nutritional Sciences.